Bilal, que Al-lah esté complacido con él.
El daño ejercido por los incrédulos se duplicó contra el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y sus Sahabah, que Al-lah esté complacido con ellos, hasta llegar a la cumbre de la violencia, sobre todo con los musulmanes débiles. Así pues, los idólatras les torturaron para que renieguen del Islam, para hacerles un ejemplo para los demás y para canalizar la ira y rencor que sentían dentro.
Fue narrado bajo la autoridad de ‘Abdul-lah ibn Mas’ud, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “son siete personas quienes hicieron triunfar el Islam al principio: el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, Abu Baker, ‘Ammar, su madre Sumaiah, Suhaib, Bilal y Al Miqdad, que Al-lah esté complacido con ellos.
En cuanto al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, Al-lah, Glorificado Sea, le Protegió por medio de su tío Abu Talib. Respecto a Abu Baker, Al-lah, Glorificado Sea, le Protegió por medio de su gente. En cuanto al resto de los Sahabah, que Al-lah esté complacido con ellos, los incrédulos les cogieron, haciéndoles llevar armaduras de metal y poniéndoles debajo del sol.
Todos se sometieron a ellos, realizando lo que quisieron, salvo Bilal, que Al-lah esté complacido con él, pues, aceptaba esta humillación por la causa de Al-lah, y eso molestó a sus dueños quienes lo trataron como un animal. En ocasiones se lo entregaban a los niños de la Meca para que lo pasearan arrastrándolo por las calles de la ciudad mientras él decía: “Él (Al-lah) Es Uno, Él Es Uno” [Ahmad: Musnad].
Bilal, que Al-lah esté complacido con él, no tenía un apoyo ni un clan para que le protegiera. Un hombre como aquél en la comunidad mecana de la época pre-islámica no desempeñaba más papel en la vida que servir, obedecer, ser vendido y ser comprado como el ganado.
No les estaba permitido o más bien, no se toleraba, que tuviesen ideas propias, confesiones religiosas o filosóficas diferentes a las de sus amos, y el simple hecho que uno de los esclavos diera su opinión o la defendiese era considerado un crimen social en la Meca pagana. Esta nueva Da’wah, la cual los jóvenes se apresuraban en aceptar desafiando a las tradiciones y las costumbres de sus antepasados, tocó el corazón de este esclavo despreciado e ignorado por la sociedad, haciéndole nacer de nuevo. La fe explotó en su interior alcanzando las más intimas fibras de su ser motivándolo a aceptar el Islam y unirse a Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y sus Sahabah en este grandioso proyecto.
Este esclavo sufrió terribles torturas por su creencia y su religión. Abu Baker As-Siddiq, que Al-lah esté complacido con él, se dirigió al lugar donde Bilal estaba siendo torturado y negoció con Umaiah ibn Jalaf, su dueño diciéndole: “¿No vas a temer a Al-lah por este débil? ¿Hasta cuándo vas a seguir torturándole?”
Le respondió: tú eres quien le corrompió, por lo tanto sálvalo tú. Entonces Abu Baker, que Al-lah esté complacido con él, dijo: voy a hacerlo. Tengo un esclavo que es más fuerte que él, y sigue tu religión. Qué tal si los intercambiamos.
Él aceptó, y le entregó a Bilal a cambio del esclavo de Abu Baker. Luego éste le dejó en libertad. En otra narración: le compró con siete onzas o cuarenta onzas de oro. ¡Qué paciente era Bilal, que Al-lah esté complacido con él! Era sincero en su religión, y su corazón era puro, por lo tanto era sólido y nunca se sometió ante los desafíos y todos los tipos del castigo que sufrió. Su paciencia y su firmeza causaron el rencor de los incrédulos, aumentándolo, sobre todo porque él era el único entre los débiles musulmanes que se mantenía firme en el Islam. Nunca se sometió a los incrédulos, y seguía repitiendo la palabra de la Unicidad con todo desafío y aceptaba esta humillación por la causa de Al-lah, el Majestuoso, y al contrario su clan no le hacía caso.
Después de cada aflicción, había una salida, pues Bilal, que Al-lah esté complacido con él, se deshizo de la tortura y se liberó de la esclavitud, y luego vivió el resto de su vida con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, adhiriéndose a su enseñanza.
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, murió estando complacido con él, y le dio la buena nueva de que iba a entrar en el Paraíso.
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo a Bilal, que Al-lah esté complacido con él: “He oído el sonido de tus calzados en el Paraíso, ante mí.” [Muslim: Sahih].
En cuanto a su valor ante los Sahabah, pues ‘Umar, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Abu Baker es nuestro señor, y liberó a nuestro señor” Se refería a Bilal, que Al-lah esté complacido con él.
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